Caracas, 23 de febrero
de 2017
María Corina Machado
Ciudad
Querida María Corina:
Quisiera comentarte, a título
estrictamente individual, algunos de los conceptos de tu última declaración a
los medios, en la que, como te es habitual, cuestionas cualquier intento de propiciar el diálogo gobierno/oposición.
Lo hago con inmenso respeto. Admiro
tu capacidad de lucha, tu pasión, tu inteligencia y tu carisma, y suelo
decirles a mis amigos que, parafraseando a Bolívar, en política el talento sin acierto es un desperdicio. Me duele ver
cómo se dilapida tanto ingenio por el camino equivocado. Por eso desde la ong
Foro Cambio Democrático te pedimos por escrito una entrevista para debatir
nuestras diferencias contigo y con Vente.
Veamos:
En la agobiada Venezuela de hoy
día, que reclama a gritos diálogo, negociación y reconciliación para salir adelante,
dos actores extremos criminalizan a
quien piensa diferente: el gobierno y tú. ¿No te parece curioso?
Claro que estás en tu derecho de
desconfiar del diálogo, pero ¿por qué
arrojar siempre una sombra de duda sobre quienes lo propician? En tu
declaración de ayer lo hiciste: ¿por
qué, María Corina, calificar de "oscura" e "inmoral" la
negociación que dices está en marcha?
Una de nuestras tragedias
recientes es que, cada vez que se está
cerca de que el diálogo y la negociación encuentren senderos ciertos, desde
afuera se somete a sus actores a un verdadero chantaje moral que, exaltando a
las partes más radicalizadas de ambas bases sociales, asusta e inhibe a quienes
tienen el deber de, por encima de cualquier estridencia, ejercer su liderazgo.
Ese chantaje, esa apelación al
pensamiento elemental y a la suspicacia de los sectores más extremistas del
chavismo y de la unidad democrática, suele ser la sostenida actitud tuya y, muy
mala compañía, de Diosdado Cabello.
Ya está bueno, querida amiga, de
criminalizar el diálogo.
En tu alocución expresaste, como una suerte de anatema, que
la transición que se estaba buscando era una transacción. Resulta difícil
explicarse que una mujer inteligente y culta como tú no comprenda que toda
transición es de suyo una transacción y que no tiene nada de malo que así
sea. La transición fue transacción con Pinochet en Chile, con el franquismo en
España, con la minoría blanca en Sudáfrica, y los ejemplos sobran.
Creo que una de tus equivocaciones es la de imaginarte que una Mesa de
Diálogo es un escenario de rendición incondicional del gobierno, al que
acudiría Maduro de pie juntillas y de manos atadas sólo a preguntar los
términos de su renuncia, sin hacer un detenido análisis de la correlación de
fuerzas que, si lo hicieras, te llevaría a admitir que aún rechazado por la
inmensa mayoría, el gobierno tiene el control del poder, de casi todo el poder.
Si la unidad democrática tiene el favor de la mayoría del pueblo, el
régimen autoritario tiene la mayoría del poder. Si no, María Corina, ¿cómo es
que no ha sido derrocado aún en medio de esta tragedia que padecemos todos los
venezolanos? Su única debilidad para
mantenerse en el poder es su fuente de legitimidad política que es, hasta nuevo
aviso, electoral y democrática pues no llegaron al poder el 4F con las armas ni
bajaron de Sierra Maestra como Fidel y sus barbudos, sino que ganaron una
elección y luego muchas otras. Es entonces allí, en la exigencia de elecciones,
donde las fuerzas democráticas deben focalizar su presión, comenzando por las
regionales. Si el diálogo consigue llegar a ese puerto, démonos por bien
servidos. Luego se verá. Luego habrá que evaluar qué capacidad se tiene,
con 17 o 20 gobernaciones en manos de demócratas, para provocar los cambios
políticos incluso en la presidencia de la república antes de tiempo.
Pero dices que es casi una traición admitir que Maduro llegará hasta 2019
(es decir, hasta las elecciones presidenciales de 2018). Bueno, ésa es una
posibilidad, y debemos admitirla sin complejos, no tanto porque lo queramos
sino porque sencillamente el chavismo tiene suficiente fuerza para que así sea.
Al menos tiene más fuerza para mantenerse en el poder que la que tienen ciertos
opositores que una y otra vez viven diciendo que "la transición ya
empezó", que es cosa de días o semanas el cambio político, y proponiendo
una fantástica "salida ya" que nunca ocurre (sin darse cuenta de cómo
socavan su credibilidad, cuando se superan esos lapsos autoimpuestos y luego
nada pasa).
Estoy de acuerdo contigo cuando dices:
“Es hora de hablar con la verdad". Y la verdad es que sí, quizá Maduro
llegue a 2018/2019. Sigamos aquel consejo de Churchill: No creemos falsas ilusiones que luego han de ser barridas por la
realidad de los hechos.
Y hablando de verdades y mentiras:
¿No es al menos una exageración, María Corina, decir que ésta es la peor
dictadura de toda nuestra historia? ¿Y Gómez y Pérez Jiménez?
Por cierto, hablando de
dictadura, algunos, tú entre ellos, consideran que no debe hacerse ninguna
concesión (como aprobar el presupuesto, según afirmas) a cambio de conseguir
una fecha inamovible para las elecciones regionales pues, se argumenta, éstas son
un derecho constitucional que no debe ser negociado. Es en esos momentos cuando
el extremismo se contradice a sí mismo: ¿y no se dice que este régimen es una
dictadura, al menos un régimen
autoritario con prácticas dictatoriales, como es mi criterio? Si lo es, es
decir, si ejerce el poder a su saber y entender, por encima de la Constitución
y las leyes, ¿no será que está en capacidad de posponer esas elecciones, con
todo y que sean constitucionales, ad
infinitum? La ruda realidad es que de
no acudir prestos a la Mesa de Diálogo, único lugar donde es posible lograr lo
contrario, le serviremos al gobierno en bandeja de plata la posibilidad de
posponer quién sabe hasta cuándo las elecciones regionales y municipales. Luego
no nos quejemos. Si es una dictadura feroz, ¿es un crimen negociar y ceder
aquí para obtener una conquista democrática allá? ¿No será que debemos negociar
para conseguir esa fecha para unas elecciones regionales que las fuerzas
democráticas necesitan como el aire? ¿No cedieron los demócratas chilenos ante
el sangriento Pinochet o, en su momento, los nicaragüenses ante los
sandinistas? ¿No designó Mandela a De Klerk como su primer vicepresidente? Los
aleccionadores ejemplos, como te he dicho, son muchos.
Así las cosas, resulta de una torpeza inconmensurable
convertir a J. L. Rodríguez Zapatero y M. Torrijos, reconocidos como
facilitadores por la ONU y la OEA (nada más y nada menos) en nuestros enemigos,
cuando precisamente de ellos, y del Vaticano y de L. Fernández , depende que la
negociación pueda llegar a feliz término. Pero
qué esperar de un radicalismo infecundo para el que ¡hasta el Papa es un
enemigo!
Ojalá, María Corina, puedan serte
útiles estos comentarios y reflexiones sobre ellos. A tu orden para cuando
quieras que nos reunamos para debatir, entre Vente y el Foro, acerca de éstos y
otros temas.
Un saludo afectuoso.
Enrique Ochoa Antich