El 10 de mayo de 1973, nació el Frente Popular para la
Liberación del Saguía El Hamra y el Río de Oro o Frente Polisario.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
La
situación de los saharauis era incierta, dado las presiones de Marruecos
y Mauritania sobre reclamos territoriales y el juego ambiguo y hasta
contradictorio de España en el tema. Han pasado 52 años y el Frente Polisario,
a pesar de las condiciones adversas y la indiferencia de gran parte de la
comunidad internacional, sigue existiendo, manteniendo firme su reclamo
por el reconocimiento a que los saharauis tengan su país libre de toda
ocupación.
El 52 aniversario del Frente Polisario,
encuentra a este movimiento de liberación nacional, luego de treinta años
de “paz no guerra” desde el cese del fuego firmado con
Marruecos, bajo auspicios de Naciones Unidas, en 1991, otra vez en una campaña
militar de baja intensidad como la apuesta para visibilizar el conflicto a
nivel global. Los países llamados democráticos, como España – potencia
administradora de iure – Estados Unidos, y Francia han sido
funcionales a la ocupación marroquí, que se ha caracterizado por una
sistemática violación de los derechos humanos.
El veto francés, la indiferencia de Estados Unidos, agregándose el conflicto geopolítico con Rusia y China, impiden que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no solo establezca a la MINURSO facultades de monitoreo de derechos humanos, sino tenga un papel más relevante desde los llamados incidentes de Guerguerat, ocurridos en noviembre de 2020, donde claramente, Marruecos violó el cese del fuego y los acuerdos de 1991.
El Frente Polisario, no logró por
una serie de factores externos, destrabar el proceso de negociaciones con
Rabat. El gobierno marroquí, durante la primera administración Trump, tuvo un
verdadero éxito, de carácter político, más que real, cuando puso como condición
el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre las zonas ocupadas, a
cambio del restablecimiento de las relaciones con el Estado de Israel.
El Majzén, a pesar de no lograr que ningún país,
reconociera su ocupación, si obtuvo avances para legitimarla. Una hábil
estrategia de establecer consulados de varios países africanos en las zonas
ocupadas, en abierta violación al Derecho Internacional. Rabat se ha mostrado
como un “aliado” fiel a la causa de Occidente en África, lo que le permitió con
dinero de las Petro-monarquías del Golfo, financiar un ambicioso
programa militar. En el “frente español”, el Polisario, fue abiertamente
traicionado por sectores políticos, que teóricamente podrían ser afines.
El presidente Pedro Sánchez, ha sido funcional a
los intereses marroquíes, en un verdadero acto de traición a su propio país.
Los incidentes en 2021, en Melilla, con oleadas de inmigrantes, en
una suerte de invasión pacífica. Al mismo tiempo el gobierno marroquí, no dudó
en hacer saber los presuntos derechos sobre las plazas de soberanía españolas,
que incluyen las ciudades de Melilla y Ceuta. España, optó una
política de apaciguamiento, que incluyó la famosa “carta de la
traición” que trascendió en los medios españoles, por el cual,
Madrid, aceptaba el plan de autonomía como salida del conflicto del Sáhara
Occidental.
La guerra, librada por las fuerzas saharauis, ha
disipado las tensiones internas en la República Saharaui. Años de
frustración, era una fuente de problemas y el liderazgo del Frente Polisario,
en manos de un “halcón” como es Brahim Ghali, decidió pasar a las
armas. Al fin de cuentas, Marruecos, al invadir la zona de amortiguación, violar
el Acuerdo Militar nro. 1, había roto el cese del fuego, agregándose la
negativa de seguir la hoja de ruta planteada por el Plan de Arreglo de 1991. El
distanciamiento y el incremento de la competencia geopolítica entre Argelia
y Marruecos crearon las condiciones aptas para movilizar las fuerzas
militares saharauis.
El XVI Congreso, llevado cabo en 13
al 17 de enero de 2023, bajo el lema: “intensificar la lucha armada
para expulsar al invasor y culminar la soberanía”, puso en evidencia
los objetivos nacionales del pueblo saharaui, en esta etapa de su historia,
bajo la dirección del Frente Polisario. La vía armada ha sido
consecuencia de un proceso un intenso debate estratégico, que viene desde hace
varios años. El panorama global con una intensa competencia entre Estados
Unidos y sus aliados, frente a Rusia y China, paralizan a las Naciones
Unidas.
Asimismo, los saharauis han sido víctimas de la “realpolitik”.
Mientras Marruecos garantice el abastecimiento de fosfatos y no afecte los
intereses occidentales en el Norte de África, tiene las manos libres para
violentar a los saharauis. El Frente Polisario ha reconocido esta situación, es
por ello que pone en evidencia, el valor de dos actores regionales: Mauritania
y Argelia.
En el caso del primero, las presiones de Rabat
son intensas, pero sectores nacionalistas, siguen siendo aliados potenciales
para el Polisario, dado que temen que el estado mauritano sea satelizado por
Rabat. El paso ilegal de Guerguerat, tiene que ver con esta maniobra, además de
la hábil política de “soft power” del rey marroquí en
la región. Argelia es un actor de peso, que, gracias a la guerra de
Ucrania, se ha convertido en un elemento clave, como fuente energética
alternativa al gas y crudo rusos, para los europeos.
El último Congreso del Polisario,
aprobó una estrategia nacional para movilizar todos los recursos nacionales,
para hacer frente a la campaña militar. Desde el punto de vista del frente
interno, los saharauis, sin ninguna duda, gracias a un discurso nacionalista,
mantienen una fuerte unidad, a pesar de ciertas maniobras impulsadas por
Marruecos por parte de sectores disidentes del Polisario con base en
Mauritania, que finalmente quedaron en la nada. En el plano internacional, el
Frente, tiene sus apoyos en la Unión Africana, especialmente en los
países del espacio angloparlante, liderados por Sudáfrica.
Marruecos no reconoce abiertamente la
existencia de una guerra, mantiene una estrategia defensiva, con respuestas
limitadas, especialmente haciendo un uso de vehículos aéreos no tripulados o
drones, del cual tiene un importante arsenal gracias a compras en China,
Israel y Turquía.
En muchos ataques hubo muertes civiles, lo que
generó protestas de Mauritania y especialmente Argelia. A pesar de no ir más
allá de elevar el tono del discurso, la posibilidad de un conflicto armado
queda descartado por ahora. El gran desafío lograr la visibilidad del conflicto
y movilizar la opinión pública internacional. Un aspecto no menor, el reciente
pedido del Consejo de Europa al gobierno español, para que
suspenda la cooperación fronteriza con Marruecos, luego de graves incidentes
entre las fuerzas de seguridad marroquíes e inmigrantes que intentaban cruzar
la valla de seguridad en junio de 2022. Esto fue un escándalo internacional. La
reacción de la Unión Europea fue más bien tímida.
El liderazgo del Polisario mantiene la apuesta a
mantener un conflicto de escala limitada, en un contexto donde Occidente pierde
lugares en África, donde el rol de Argelia como potencia del Magreb se ve
reforzada por importantes acuerdos energéticos. Incluso, Francia, ha observado
con atención el creciente poder de Argel. Los saharauis capitalizan
esta situación, para lograr un mayor apoyo político y material para buscar
algún tipo de salida al conflicto.
En el marco de una situación realmente adversa,
el liderazgo del Frente Polisario, logró mantener su unidad,
mecanismos de consenso a través de los Congresos, y ha impedido con éxito, que
el virus del islamismo radical afectara a los saharauis, a diferencia de otros
países de la región, como Malí o del área Sahara Sahel,
tengan que padecer el accionar de poderosos grupos terroristas que provocaron
millares de desplazados. La República Saharaui, logró sobrevivir en
período de no paz, no guerra, desde 1991 hasta el 2020.
Los intentos de obtener nuevos reconocimientos
han sido muy limitados desde los años 90. América Latina, que
ofrecía un espacio propicio para ello, solo tuvo resultados parciales, pero con
hitos muy relevantes como Colombia, con el presidente Petro, que ha establecido
relaciones diplomáticas entre su país y la República Saharaui.
En Uruguay, a pesar de las presiones de Marruecos,
todavía se mantiene una embajada saharaui. La estrategia de obtener
reconocimientos internacionales de la existencia de un Estado saharaui
no ha tenido definiciones claras.
Las presiones del régimen de Marruecos –
que este corresponsal vivió en carne propia en 2017 – a los gobiernos para que
no reconozcan a la República Saharaui, o por lo menos no reciban a
los delegados del Frente Polisario, ha sido muy intensa en América
Latina. La permeabilidad de los políticos locales hacia la corrupción,
ayuda al régimen del Majzén, a “convencer” a no reconocer a la República
Saharaui e incluso, ganar apoyos a su tesis anexionista, y de paso
ocultar sus crímenes contra la humanidad cometidos desde la invasión de 1975.
El contexto geopolítico de la región del
Magreb, y por otras razones, llevaron al Frente Polisario a la acción
armada. No cabe duda que la complicidad de Occidente, especialmente Estados
Unidos, España, Francia como el resto de la Unión Europa,
contribuyeron apoyar de alguna u otra manera la ocupación marroquí.
Su silencio, es cómplice y bajo una verdadera
doble moral, dado que la invasión marroquí, fue condenada en el seno de
la Asamblea General de Naciones Unidas, tribunales de las Unión
Europea, han sido contundentes sobre el estatus jurídico del Sahara
Occidental.
Los políticos españoles, con su indiferencia
al Frente Polisario, no hacen más que perjudicar los intereses de
España, al ser funcionales con su adversario geopolítico, Marruecos, y ser
cómplices de la violación de los derechos humanos en las zonas ocupadas.
Creemos que, en el futuro, el gran desafío del Frente será
retomar el camino de obtener nuevos reconocimientos de la República Saharaui
como estado. El rol de Naciones Unidas en este proceso ha quedado
completamente desdibujado, y dado el panorama internacional, el Polisario,
deberá replantear caminos alternativos que reemplacen la hoja de ruta del Plan
de Arreglo de 1991.
Diario El Minuto / Argentina - Texto tomado de El Confidencial Saharaui. En la imagen 1, soldados del Frente Polisario. Imagen 2 (Andoni Lubaki), un grupo de mujeres saharauis gritando en una manifestación frente al muro militar marroquí antes del final del alto el fuego.