Señor Presidente:
Leo en
los medios su desazón por la partida de Colombia de la menor de sus hijos. Pasa
así entonces usted a compartir la sensación que millones de padres venezolanos
tienen como consecuencia del alejamiento forzado de aquellos que vieron nacer y
crecer y para quienes quieren lo mejor.
No me
corresponde como refugiado en Colombia opinar sobre las causas que motivaron la
decisión familiar que conllevó a la partida de su hija, pero, como formo parte
de la diáspora venezolana de este siglo, si estimo tener la posibilidad de
opinar en general sobre esa situación y en particular sobre la venezolana.
Ningún
padre debería ver partir de manera forzada a un hijo. Cuando eso ocurre, ya
nada es igual.
Las ausencias en la mesa diaria, en las conversaciones o porque no, en las discusiones, pesan inmensamente y ello no lo compensa la circunstancia que la tecnología permita un acercamiento virtual. Colombia sabe de eso como consecuencia del conflicto que ha vivido el país los últimos 70 años y los venezolanos lo conocemos, de primera mano, con ocasión del socialismo del siglo 21 y muy especialmente por la gestión del señor Maduro.
La vida,
señor Presidente, coloca a las personas en situaciones insospechadas y usted
está en una de ellas.
Si su hija
se vio precisada a salir del país por la situación interna de este, quien tiene
el timón del barco colombiano, con el apoyo de todos sus connacionales de buena
fe, están obligados a adoptar las decisiones que permitan revertir esa
situación para facilitar el reencuentro familiar en su tierra natal, que
siempre será el hogar que se añora aún cuando fuera de él muy bien le vaya.
Pero
también, señor Presidente, por su posición, puede usted ayudar al reencuentro
en nuestra tierra venezolana de quienes afuera nos encontramos pues alli
tenemos nuestro hogar..
Colombia
tiene en este momento un papel estelar en la solución de la crisis venezolana o
en su defecto, en la mejoría de las condiciones de los venezolanos que en esta
tierra de Nariño y Caldas nos encontramos.
Respecto
de lo primero, estamos convencidos que no depende de usted la solución de
nuestra crisis; su acompañamiento es fundamental pero nuestra solución
dependerá, finalmente, de la manera como internamente seamos capaces de
encontrar alternativas para alcanzarla.
No es
ese sin embargo el escenario de posibilidades a lo interno de Colombia respecto
de los venezolanos. Aquí si es usted el jugador fundamental, en términos
futbolísticos de la Colombia de hoy, el James del equipo nacional.
Usted y
solo usted señor presidente, puede hacerle más fácil la vida a los millones de
venezolanos que en el país se encuentran y a los que seguirán llegando. Con
ello no solo impactará positivamente a ellos sino a sus padres que en Venezuela
quedaron quienes, como le ocurre a usted, lamentan la ausencia forzada del
hijo, pero tambien lo hará a lo interno del país pues, económicamente más
aporta a Colombia un migrante regular y con posibilidad de trabajar legalmente
que uno en condición de irregularidad.
Es
usted, señor Presidente, quien puede ordenar la regularización de quien al país
ha llegado por la situación venezolana, pero también es sólo usted quien puede
permitirle a los solicitantes de refugio, trabajar en el país mientras se
dilucida su solicitud.
Es
usted, finalmente, señor Presidente, quien puede darle tranquilidad a los
padres de quienes aquí llegaron y en Venezuela quedaron, respecto de que aquí
tendrán las condiciones que nuestro país les negó y que aquí estarán seguros
porque Colombia los protege.
Señor
Presidente:
Lamento
por lo que está pasando. Convierta usted entonces esa situación en una
posibilidad de mejoría para Colombia y los que a esta tierra hemos llegado por
la circunstancia de la nuestra. Ponga señor Presidente manos a la obra para que
ningún padre, en Colombia o Venezuela, tenga que pasar por lo que usted hoy
vive.
Respetuosamente:
Gonzalo Oliveros Navarro
@barraplural
@fundacion2pais1