Cuando hace unas semanas un grupo
internacional de expertos se reunió con activistas nicaragüenses exiliados para
analizar el continuo deterioro de la libertad de religión en Nicaragua,
intentaron encontrar el origen de la agresividad del régimen
Ortega-Murillo contra la Iglesia católica, que últimamente se extendió a las
iglesias evangélicas también.
“Su descenso hacia el totalitarismo”, “la ven
como un actor político”, “quieren desarticularla y suplantarla con una iglesia
oficialista” y “les asusta el poder de convocatoria” fueron algunas de las
propuestas discutidas durante el foro, organizado por la Comisión para la
Libertad Religiosa Internacional, con sede en Estados Unidos.
Pero
ninguno de los participantes siquiera se acercó a una teoría que desde hace
años se maneja con insistencia en las redes sociales y en las aceras de cada
pueblo en Nicaragua: “La Chamuca es bruja”.
Los
nicaragüenses llaman Chamuca a Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega y la
mujer que mueve los hilos del país al ser la segunda al mando. El apodo lo
acuñó en 2006 el caricaturista de La Prensa, Manuel Guillén, cuando
lanzó un programa televisivo de humor político. En aquellos años, todavía se
podía criticar y satirizar a los Ortega dentro de Nicaragua.
Congreso de brujas de 1990
El
sobrenombre de bruja no es gratuito. Fue la misma Murillo quien anunció,
durante la recta final de la campaña electoral de 1990, la convocatoria para un
primer “Congreso Latinoamericano de brujería, parasicología y medicina popular”
en Managua.
El
escándalo que el anuncio generó fue usado por la campaña de Violeta Chamorro
para presentar a Ortega y Murillo como distantes de Dios y cercanos al diablo.
Los colaboradores de Ortega intentaron desvincular a su candidato del evento,
pero fue imposible.
Ortega terminó defendiendo el
congreso de brujos.
“Al
final, si un hombre tiene fe, si él realmente está en comunicación con Dios, no
tiene razones para sentir temor ante brujas”, dijo el entonces aspirante, según
publicaron medios estadounidenses en febrero de 1990. “Tenerles miedo es
aceptar que son más poderosas que Dios”, refirió.
El
congreso estuvo en pie hasta que surgió un “inconveniente” que dio al traste
con los planes: Ortega perdió las elecciones.
Desde
entonces, y reforzado por su comportamiento, su agresivo lenguaje y su
estrafalaria apariencia; combinados con la simbología de sus íconos, llevaron a
muchos a especular sobre si Murillo es adepta a la brujería y el satanismo.
Desde niña le atrajo lo místico
Los
vínculos de Murillo con lo esotérico vienen desde su infancia, en la década
de1950. Fue en la casa de su padre, el productor algodonero y ganadero, Teódulo
Murillo Molina, donde Rosario se empezó a relacionar con el esoterismo.
Su
madre, Zoilamérica Zambrana Sandino, fue quien le enseñó a contactar espíritus
usando la Ouija. Así lo reveló la revista colombiana Semana en 2021, citando al periodista Anuar
Hassan, quien estuvo casado con Murillo. Hassan dijo que fue la madre de
Murillo quien le regaló a esta una baraja española y le enseñó a “leer las
cartas”.
El papel
de Murillo durante la primera dictadura sandinista fue de bajo perfil. Su
ámbito de acción se limitaba a asuntos culturales. Lejos estaba el rol de
vocera gubernamental que asumió desde 2007 y cuya influencia creció hasta ser
reconocida por el mismo Ortega como “co-presidenta”. Ella se empeñó en imponer
su marca en la nueva dictadura
Los árboles de la vida y la
energía del pentagrama en la plaza
Para
algunos, la evidencia contra Murillo es suficiente para calificarla de satánica
y señalan como prueba sus creencias y símbolos esotéricos.
Uno de
esos íconos son los llamados “árboles de la vida”, que la población bautizó
como “chayopalos” o “arbolatas”. Estas estructuras metálicas luminosas fueron
colocadas en distintas avenidas de Managua, a partir del 2013.
Inmediatamente
fueron identificados como “obra de la Chamuca”. Algunos sacerdotes y católicos
comprometidos señalaban que las hojas de los árboles repetían el número 666,
que sería la señal del demonio.
“Estos
son una parte visible de su poder (de Rosario Murillo). De hecho, durante las
protestas contra el régimen Ortega-Murillo del 2018, una cantidad de árboles de
metal fueron derribados como símbolo de rompimiento con el régimen”, dijo
recientemente a la revista Magazine el semiótico y
especialista en comunicación verbal y no verbal Marlon Segura.
Este
año, Murillo ordenó que se volvieran a instalar los árboles de la vida
derribados y varias otras docenas adicionales. A la fecha, se erigieron de
nuevo 66 estructuras metálicas.
Para su
segunda toma de posesión como parte del gobierno de su esposo, en enero 2022,
Murillo mandó a dibujar un enorme pentagrama en el piso de la Plaza de la
Revolución. Pero visto desde la tarima donde estaban ellos, la figura estaba
invertida, tal como la usan los satánicos.
Murillo
dijo que sintió una “energía misteriosa” durante la ceremonia en la que, según
sostuvo, estuvieron presentes personas ya fallecidas.
“Ayer
cuando estábamos en la plaza sentimos esa energía, esa energía misteriosa,
prodigiosa, milagrosa, que sabemos llena a nuestra Nicaragua”, dijo al día
siguiente del evento. “Ahí estaba el espíritu inmenso del alma nicaragüense,
del pueblo nicaragüense, ahí estaban todos, estábamos todos los que están en
otro plano de vida y han dejado su testimonio y han dejado su legado de
compromiso”, agregó.
De bruja a bruja
Una bruja
costarricense conocida como Morgana dijo a Magazine que entre
las brujas de la región no hay consenso sobre si Murillo es realmente una
bruja. “Pero eso no quiere decir que no haga rituales o que no practique la
brujería”, aclaró.
Morgana
sí cree que Murillo es bruja. “Y una muy poderosa. No es por nada que ha
llegado a donde está”, comentó.
Según
ella, Murillo utiliza vestidos y faldas largas pues eso tiene un “significado
energético”. En ese sentido, su estrafalario vestuario serviría para proyectar
la imagen de una guía espiritual, llena de sabiduría y que tiene actitudes
maternales.
De la abundancia del corazón habla
la boca
Muchos
sacerdotes, al menos en privado, no dudan de que Murillo practica la brujería.
Para un sacerdote forzado al exilio, que habló con La Prensa bajo
condición de estricto anonimato, “esa mujer es bruja”.
“De la
abundancia del corazón habla la boca dice la Biblia”, sentenció el religioso
cuando La Prensa le preguntó por qué lo decía. “Esa señora
todos los días escupe veneno”, aseguró.
De lunes
a viernes, Murillo ejecuta un monólogo en los medios oficiales. Desde abril de
2018, es raro el día que no dedique casi la mitad del tiempo para insultar y
atacar ampliamente a la víctima de turno, con frecuencia, los sacerdotes de la
Iglesia católica.
Además,
las duras palabras se convirtieron en crueles hechos en el trato de los
sacerdotes católicos. Hasta la fecha, 150 clérigos, incluyendo tres obispos,
fueron expulsados de Nicaragua mediante diferentes mecanismos; varias decenas
de ellos pasaron de las celdas de la dictadura al destierro.
Otro
sacerdote, uno de los pocos exorcistas de Nicaragua, ahora exiliado, dice que
Murillo demostró su total separación de la Iglesia católica al ordenar en
Granada que sus Consejos del Poder Ciudadano se encargaran de organizar y
promover cursos de esoterismo gratuitos a la población.
“El
hecho de que se promueva el esoterismo, que se consulte con personas vinculadas
a la santería, es un signo de que hay una división del pensamiento porque
cuando se es católico auténtico se sabe que el primer mandamiento de la Ley de
Dios nos prohíbe todo lo que sea culto satánico”, indicó el exorcista.
“Puede
hablar de Dios, pero cuando yo traigo chamanes, santeros de Cuba y yo hago que
las personas a mi alrededor practiquen vudú, pues hombre tengo que decir que es
una persona con dicotomía mental, moral”, agregó. “Porque efectivamente se
habla de Dios, de Jesucristo, de la Iglesia, pero en términos que no son
católicos y no corresponden con la mentalidad y expresión católica (…); no se
puede mezclar lo esotérico con lo católico”, aclaró.
Por su
parte, el sacerdote mexicano Héctor Ramírez, director de Mater Fátima en Costa
Rica, calificó en octubre de 2021 a Murillo como “una bruja en toda regla”.
“La
segunda bruja más importante del mundo está aquí en América. ¿Saben dónde?”,
preguntó el padre a sus feligreses. “Es la esposa de Ortega”, respondió, pero
no aclaró quién es la bruja más importante, por encima de Murillo.
Creencias por conveniencia, «un
arroz con mango»
Una
persona que tuvo cercanía con la pareja Ortega-Murillo en los años 1980, pero
que ahora se distanció de ellos, dice que nunca vio nada satánico en las
creencias de Murillo. Describió dichas creencias “como un arroz con mango” de
esoterismo con elementos de cristianismo.
“Yo no
sé si la palabra es brujería, porque creo que esoterismo lo define mejor”,
explicó. “Es un esoterismo combinado con un tipo de espiritualidad religiosa,
pero construida a la medida. ¿Qué significa la medida? Lo que le conviene”,
agregó.
Un recorrido revelador por El
Carmen confirma la obsesión por lo esotérico
Una muy
rara oportunidad de ver las creencias de Murillo de cerca se produjo en
noviembre del 2006, cuando el entonces periodista Arturo McFields fue invitado
por ella a la celebración navideña en su residencia, en El Carmen.
Durante
el recorrido por su casa, Murillo mostró al periodista una imagen de Buda.
Había también imágenes esotéricas que, según ella misma indicó, representan el
movimiento en la vida. Había candelas por todas partes y platos con pequeñas
cantidades de sal.
El extraño concepto de desapego de
Murillo
“Yo
admiro mucho el budismo en tanto que predica el desapego, el desprendimiento,
el no apegarse a nada, porque uno no es eterno, uno es movimiento, la vida es
eso, la vida es movimiento y uno debe de fluir con ese movimiento y uno debe de
ser desprendido y saber que un día estás aquí y otro día estás muerto, pero
lo único que cuenta es que tu espíritu prevalezca”, manifestó.
Murillo
predica desapego en el video. Sin embargo, durante 17 años ella y su familia se
apegaron al poder; en 2018 su gobierno segó la vida de más de 350 personas,
muchas de ellas jóvenes estudiantes, con tal de mantenerse en el poder
acumulado hasta entonces.
“Vamos
con todo” fue la orden que recibieron los paramilitares del régimen, en julio
de ese año, antes de iniciar la masacre. Un apego al poder construido sobre
sangre y muerte.
Entre la
saturada decoración de la casa de Ortega y Murillo se aprecia un gran número de
ángeles. Murillo dice que son “seres de luz”. Las imágenes de ángeles son comunes
entre los practicantes de la llamada “Nueva Era”, una creencia que combina
elementos esotéricos con elementos de diversas religiones.
¿Y la sal?
“La sal
en el día de Navidad, la sal atrae las cosas negativas, porque la sal es el
mar, es el infinito es la inmensidad”, explica Murillo en el video. “Entonces,
esto te sirve para atraer las energías negativas y que no haya negatividad en
el ambiente, que haya armonía”, explica.
Murillo
también fue adepta de Sai Baba, un gurú indio ya fallecido a quienes sus millones
de seguidores adoraban como un dios. Pero Sai Baba fue acusado de abusar
sexualmente de niños.
La
escritora Gioconda Belli, en una entrevista con el portal noticioso Infobae,
dijo que Murillo aspira a eliminar la Iglesia católica de Nicaragua para instalar
una nueva religión de la que ella sería “sacerdotisa”.
“Hace
mucho pronostiqué que Murillo buscaba convertirse en la sacerdotisa de una
iglesia inventada por ella. Pregona el fin de quienes se interponen entre ella
y ese dios que ha hecho existir para sí misma e invoca para que avale su
desalmado proceder. Su dios no existe”, escribió Belli en su cuenta de la
plataforma X.
Hoy,
cuando Murillo ataca a la Iglesia católica con un afán destructivo que no cesa,
lo que los nicaragüenses llevan repitiendo sotto voce (voz
baja) en las aceras del país y detrás de perfiles anónimos en redes sociales,
bien podría ser cierto.
La Prensa /
Tomado de Morfema Press.