Los sondeos a pie de urna dan una victoria en primera vuelta
a Luis Arce
El candidato del partido de Evo Morales en
las elecciones bolivianas ha ganado, con casi toda seguridad, las
elecciones presidenciales bolivianas en la primera vuelta, tal y como
indican los sondeos a pie de urna publicados anoche en Bolivia.
Luis Arce, ex ministro de económica de Morales y candidato
del Movimiento al Socialismo (MAS), lograba el 52,4% de los votos frente al
31,5% de su rival más cercano , el centrista Carlos Mesa. El candidato de ultra
derecha Luis Fernando Camacho consiguió solo el 14% en los sondeos a pie de
urna.
Si este resultado se confirma en los resultados definitivos –
que no se conocerán hasta el martes- representará una victoria espectacular
para la izquierda boliviana y un momento importante en el ciclo político
latinoamericano tras años de derrotas electorales, campañas de criminalización
y golpes de estado blandos contra los partidos progresistas.
Los resultados definitivos no se conocerán hasta el martes
Es más, pone en entredicho las acusaciones de fraude en las
elecciones anteriores de octubre de 2019 -realizadas a partir de polémicos
informes de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, que
forzaron la renuncia de Evo Morales bajo presiones de las Fuerzas Armadas.
“Hemos recuperado la democracia”, dijo Arce en una rueda de prensa celebrada en
La Paz media hora después de conocer los resultados. “Vamos a avanzar en
nuestro proceso de cambio reconociendo nuestros errores”.
La clave del éxito del MAS ha sido la excelente gestión de la
economía boliviana durante los años en los que Arce era ministro, cuando
Bolivia registraba tasas de crecimiento del 5% y redujo la pobreza hasta la
mitad al sacar a tres millones de la pobreza. Esto estaba basado en fuertes
inversiones públicas y la nacionalización de las principales empresas. Se ha
comparado bajo la óptica del electorado con el colapso socio económico
provocado por la Covid-19, que ha minado la credibilidad del gobierno interino
de Jeanine Añez y, a su vez, a los líderes de la oposición que lo respaldaban.
Es un indicio también de que el MAS, con fuertes vínculos a
los movimientos campesinos y obreros en Bolivia, es un vehículo político de
extraordinaria resistencia. A fin de cuentas, muchos de sus líderes han sido
juzgados, encarcelados o forzados a abandonar el país desde el golpe contra
Morales el año pasado. La victoria de Arce, con un máster en Ciencias
Económicas por la Universidad de Warwick en Inglaterra, es la prueba también de
que la izquierda latinoamericana no tiene por qué temer cambiar líderes
consagrados como Morales, que se aferró al poder pese a perder un referéndum
sobre su reelección.
La campaña de Arce está centrada en reactivar la economía y
recuperar los logros sociales de los años de Evo. “Mientras otros discutían
sobre quién sería el candidato, nosotros estábamos hablando de generar empleo,
industrializar, de la inversión pública y el crecimiento económico es
objetivo”, dijo Adriana Salvatierra , la líder del MAS y ex líder del senado.
“Esto es la evidencia de que lo que pasó el año pasado fue un golpe de estado”,
añadió Salvatierra.
Casi un año después de la amarga victoria electoral de Evo
Morales, que acabaría con su renuncia solo 21 días después en medio de
acusaciones de fraude, Bolivia celebró las elecciones presidenciales y
legislativas en un ambiente de desconfianza, polarización y temor a la
violencia. La tensión incrementó cuando se produjo un retraso de más de tres
horas antes de publicar los resultados de los sondeos. Los líderes del MAS
expresaron temores de que se estaba preparando un fraude para negarle la
victoria al partido de la izquierda. Pero todo cambió a media noche en La Paz
cuando la envergadura de la probable victoria de Arce sorprendió hasta a los
más optimistas del partido.
Se espera la vuelta de Morales de su exilio en Argentina,
aunque Arce ha dicho que respetará la independencia de los poderes judiciales
que investigan al ex presidente por presuntos delitos de sedición y terrorismo
durante las protestas callejeros y bloqueos tras su renuncia en noviembre del
año pasado.
Pocos se imaginaban que el candidato del MAS pudiera hacerse
con más del 50% del voto tal y como indican los sondeos a pie de urna
Ya noqueada por la pandemia de la Covid-19, La Paz se había
convertido en una ciudad de fantasmas en la víspera electoral ante el miedo a
una repetición de los conflictos que ocurrieron en octubre del 2019, forzando a
renuncia de Morales y llevando el país al borde de un enfrentamiento civil.
Un toque de queda fue implementado a partir de las cuatro de
la tarde el sábado, y la venta de alcohol prohibida ya antes. En algunos
barrios se formaron filas en las puertas de supermercados por miedo a que se
repitan los bloqueos de carreteras del año pasado.
Se creía que una participación masiva en áreas rurales, en
tándem con la fragmentación del voto opuesto al MAS, podría crear la
posibilidad de que Arce ganase en la primera vuelta al rebasar el voto de su
rival más próximo por más del 10%. Pero pocos se imaginaban que el candidato
del MAS pudiera hacerse con más del 50% del voto, tal y como indican los
sondeos a pie de urna. El número dos de Arce, el indígena David Choquehuanca,
insistió que el MAS “respetará la voluntad popular”, la desconfianza es enorme
en ambos bandos.
El anuncio a última hora de un cambio al sistema de cómputo
de voto generó preocupación en los cientos de observadores electorales
internacionales que se han desplazado a La Paz, sobre todo la decisión de
encargar el traslado de las actas electorales a las fuerzas armadas y eliminar
el sistema de conteo rápido.
Salvador Romero, el respetado presidente del Tribunal Supremo
Electoral, achacó las modificaciones a la necesidad de “de tener resultados incuestionables”
aunque tarden más en “las elecciones más complejas de la historia de la
democracia boliviana”. El año pasado la interrupción del conteo rápido dio
lugar a las primeras acusaciones de fraude. De ahí la preocupación en las filas
del MAS y los observadores electorales internacionales por el retraso de los
resultados de las encuestas a pie de urna. Pero no se trataba de un fraude sino
el resultado o de la reticencia de los votantes a decirles a los encuestadores
el candidato que habían elegido. El proceso democrático –tan elogiado por los
que acusaron a Morales de cometer fraude- ha entregado el mejor resultado para
el MAS en una década.
Un tuit de Luis Almagro, el secretario general de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), en el que advirtió sobre un
“nuevo fraude” generó mas desconfianza en el MAS . La denuncia de la OEA del
fraude en octubre del 2019 desencadenó una sublevación de parte de la
ciudadanía urbana y de policías amotinados, encabezados por Camacho. Dada la
amplitud de la victoria de Arce será difícil hasta para Almagro y Camacho
cuestionar la legitimidad de la victoria de Arce y un nuevo gobierno del MAS
Texto tomado de La Vanguardia / España
