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12 octubre, 2020

Del descubrimiento de América al Día de la Hispanidad


 Por Orlando Arciniegas*

 

(El 12 de octubre se conmemora el encuentro entre dos mundos que transformó Europa y América al mismo tiempo y para siempre)

El 12 de octubre es la Fiesta Nacional de España y es un día festivo que se celebra en todo el país. Al menos así está decretado y es lo que se espera de los que se sienten españoles sin más. La fecha elegida recuerda una efeméride muy importante en la historia de España, la del  12 de octubre de 1492, cuando el navegante genovés Cristóbal Colón llegó a América en una expedición financiada por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los Reyes Católicos. En una España que, por la decisión de su dinastía hegemónica, había escogido la unidad peninsular y su condición de ser un país de fe católica.

Los españoles llevaron su lengua y cultura al nuevo continente. Hoy en día, más de cinco siglos después, cerca de 500 millones de personas hablan español como lengua materna, según el informe anual que elabora el Instituto Cervantes. Por eso, unos cuantos políticos e intelectuales consideran el 12 de octubre como Día de la Hispanidad, un concepto que pretende agrupar a todos los pueblos que hablan español y que sienten que tienen y comparten un patrimonio cultural común.

 

Esta fecha también se celebra en otros países al otro lado del Atlántico. En Estados Unidos es el Columbus Day (el Día de Colón), en Chile se celebra el Día del Encuentro de Dos Mundos y en Argentina, el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Sin embargo, para otras personas el 12 de octubre no es una fecha para celebrar, sino más bien para detestar. Al llegar a América, los españoles, como han hecho todos los pueblos conquistadores, impusieron su lengua, costumbres y religión a los pueblos indígenas, que pocas opciones tuvieron ante el poderío político, militar y cultural, esto es, la dominación de un pueblo europeo. Los colonizadores también trajeron con ellos enfermedades y epidemias desconocidas en el Nuevo Mundo, que, según estudiosos, acabaron con la vida de millones de personas.

 

El descubrimiento de América supuso un antes y un después para el reino español. Las arcas fiscales del reino se llenaron de oro, plata y piedras preciosas procedentes de los territorios de ultramar, y España se convirtió en el Imperio donde “nunca se ponía el sol”, con fuerza suficiente, además, para ocupar un espacio político y cultural dominante en la misma Europa. Sin embargo, la llegada de los españoles también significó la desaparición de decenas de medianas civilizaciones, con sus culturas, sus lenguas y sus tradiciones. El legado de Cristóbal Colón y los Reyes Católicos es celebrado por unos y rechazado por otros. Pero lo que es indudable es que ese 12 de octubre de 1492 cambió para siempre la historia. Y no es malo que resulte controvertido, ello permitirá ir decantando razones y posiciones. El mundo que tenemos hoy en Latinoamérica, para bien o para mal, es en gran parte el mundo resultado de esos hechos históricos. El tema, si lo advertimos, ha venido tomando novedosos matices que años atrás eran impensables. Para bien.

 

Muchas veces en mis clases, pasamos revista al tema. Me servía mucho para insistir en la necesidad y las bondades culturales que dejan los estudios históricos. Por otra parte, he insistido en que nos veamos como parte de una humanidad, con una entrelazada Historia Mundial o Universal. Sin supremacismos étnicos, ni culturales ni mucho menos morales. Y les preguntaba: ¿qué le hubiera pasado a los españoles si (la historia si) el Puerto de Palos de la Frontera (Huelva, España), en vez de ser el lugar de salida de Colón hubiera sido el de llegada de Guaicaipuro y su combo de muchachos flecheros? Agregando que en América, a través de las dos grandes civilizaciones, incas y aztecas, contamos con suficientes ejemplos de que no habríamos sido diferentes. Por último, recuerdo una ocasión en que en un acto con Manuel Caballero alguien recitó convencido una larga lista de agravios acerca de la conquista española. El inolvidable Manuel, señaló con mucha brevedad dos cosas: uno, el estado cultural de nuestros indígenas; dos, dijo en procura de zanjar el tema: “los españoles al menos estaban en el Renacimiento” (cito de memoria).

 

De España, recuérdese, que también tuvo sus pueblos originarios, los iberos. A estos les cayeron encima los celtas; luego otros pueblos colonizadores. En otro momento, se establecieron los romanos, que fundaron la Hispania romana. Con la caída de Roma, entraron en tromba a la Península los pueblos godos (pueblos germánicos orientales), que con Alarico a la cabeza pasaron a controlar la Península. Pero con ellos otros pueblos germánicos como los suevos y los vascones, hasta que todos fracasaron ante el empuje del Califato omeya. Ya en el año 711, la España visigoda estaba bajo el control musulmán. Hasta la caída del reino de Granada, la rendición del último rey moro, Boabdil, el 2 de enero de 1492. El gran triunfo de los Reyes Católicos.

 

*Profesor titular (J) de la Universidad de Carabobo, doctor en historia.