POR NICMER EVANS / Tomado de Punto de Corte
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Para el momento que escribo esta nota ignoro si Oscar
Pérez está muerto, aunque todo parece indicar que esa es la realidad:
Fotos, declaraciones, y aún más estruendoso, el silencio del gobierno de
Maduro.
Son infinitas las tesis que han rodado entre ayer y hoy sobre dicha
acción, pasando por la posibilidad de que sea un “falso positivo”,
pero indiferentemente de las causas o consecuencias concretas del hecho, hasta
ahora podemos afirmar dos cosas:
1. Es una masacre, porque el parte de muertes que da el Ministerio de
Interior y Justicia y que confirma Maduro ante la espuria Asamblea Nacional
Constituyente y la desproporción en el uso de la fuerza (granadas y armas
antitanques) en relación a la declaración de Óscar Pérez transmitida en las
redes sociales donde afirma estar rodeado y negociando, pone claramente en
entre dicho el respeto de este gobierno al artículo 19 de la
Constitución venezolano que expresa que “El Estado garantizará a toda
persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el
goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos
humanos.”… y el artículo 43 del mismo texto que
establece que “El derecho a la vida es inviolable, ninguna ley podrá
establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado
protegerá la vida de las personas que se encuentren…” …”sometidas a su
autoridad en cualquier forma.”
2. Es una operación psicológica en el marco del terrorismo de
Estado.
Cuando un gobierno autoritario avanza al totalitarismo en el
siglo XXI, aunque pretende guardar las formas, de manera inevitable y gracias
al estado de impunidad que lo acompaña, se excede en algún momento con el fin
decirle a la población a la que pretende someter permanentemente que cualquier
intento de sublevarse será aplastado y aniquilado. El esfuerzo de aleccionamiento se
desarrolla en el marco del terrorismo de Estado, aplicado tanto por gobiernos o
regímenes de derecha como de izquierda en el mundo, y que se se han basado en
el hecho de que el Estado a través de sus gobernantes reprima a la
población, la hostigue, la persiga, de modo sistemático, para poder llegar a
dominarla a través del temor, evitando cualquier acto de resistencia a la
opresión, en abuso de su poder coactivo, secuestrando, torturando o asesinando
sin juicio previo, o sin las garantías del debido proceso.
Incluso, en esta masacre, la utilización de civiles que
conforman los mal llamados “colectivos” aun cuando hayan estado acreditados
como funcionarios policiales y hayan sido los primeros muertos en la acción, es
un claro instrumento de potenciación de la capacidad de maniobra e impunidad de
estas formas de organización que son parte integral del terrorismo de Estado,
sirviendo como tontos útiles y carne de cañón.
La aplicación de esta operación psicológica en el momento de
mayor debilitamiento del control social del gobierno de Maduro, como
consecuencia de la activación de un nuevo ciclo de protestas y saqueos productos
del hambre, el desabastecimiento, la inseguridad y pésima calidad de los
servicios públicos, busca aplacar y desvanecer la posibilidad de que ese
descontento popular espontaneo se traduzca en una acción política organizada, y
el impacto que esto estaba generando.
De todo esto se desprende la necesidad, desde los espacios
organizados de la sociedad civil y política, de no detener ninguna acción en
pro de acompañar las luchas de la gente en la calle, y de orientar
políticamente las mismas, ya que detenernos sería ser cómplices de este
terrorismo de Estado, y sucumbir ante sus operaciones psicológicas de terror,
acompañadas de humillación, dependencia y sumisión (carné de la patria, clap,
bonos, control electoral, etc.).
Que el caso de la masacre madurista en El Junquito nos
termine de blindar los argumentos para clamar por justicia y verdadera paz, demostrando así que la
propaganda oficial de que la ANC es paz, es absolutamente falsa, y que solo con
un plan de emergencia económica y más y mejor democracia al reestablecer el
Estado de Derecho, que implica la salida de Maduro del poder, será posible
empezar a salir de esta crisis.