Prefirieron
quemar las naves y crucificar al sistema. Prefirieron votar por un
militar golpista y asesino que trajo, como no podía ser de otra forma,
una dictadura militar y asesina. Una generación más preocupada por
recorrer las tiendas de Miami que por recorrer el monstruo que se
formaba en Petare y en los nacientes “cinturones de miseria” por todo el
país. Una generación más preocupada por el poder político, económico y
social, que por el futuro. Una generación que se rehusó a aceptar
sacrificios, que consideró impagable el “paquetico” económico de Miguel
Rodríguez. Paquete que ahora da risa, confrontado con la realidad actual
de un 2000% de inflación.
La
clase media - que en ese momento en Venezuela era verdaderamente
poderosa - le dió la espalda a Copei y a AD y los crucificó al grito de
"corruptos". Inmolaron al Estado. Consideraron que la república y sus
políticos eran “insalvables” que la gangrena era incurable y que había
que amputar. Y le abrió el camino al “chiripero” de Caldera, a aquellos
fracasados que nunca alcanzaron el poder por ser radicales o
incompetentes y que estaban dispuestos a gobernar a cualquier precio,
así fuera entre las ruinas de la República. Reyes entre los escombros de
un país, entre la basura, entre los restos de una democracia: las
cucarachas de la política. Los soberanos de la nada.
Y
posteriormente, esa misma clase media apoyó a Chávez. Apostó por el
sueño húmedo de ser dominada por un “hombre fuerte” olvidando las
lecciones de sus padres, supervivientes de la dictadura militar, que
miraban con horror a un “en-galonado” llegar a Miraflores. Tuvo el
chavismo quizás más votos de la clase media en su primera candidatura
del 98, que de los sectores populares. Y no fueron solamente votos. Fue
poder económico y apoyo comunicacional. Fue la clase media quien
sacrificó a los partidos tradicionales abriendo las puertas a la
barbarie, quién los ridiculizó en La Rochela, quién los inmoló en las
páginas de El Universal y El Nacional, quién los flageló a diario en las
ondas radiales.
Una
generación que usó todo el poder que tenía: mediático, político, social
y moral, para condenar a los partidos, para acabar con La República de
Venezuela. Ahora son sus hijos los que pagan con sangre, miseria y
destierro, el precio de la libertad.
Esta
es una generalización. Y como toda generalización es odiosa y es
imprecisa. Inexacta. Cierto es que no todos los venezolanos de esa
generación participaron - por obra o por omisión - en la destrucción
del sistema político y del pacto social. Hubo quienes estuvieron en
contra de Chávez desde el principio. Hubo quienes pronto se percataron
de su error. Pero lo que es innegable es que aún hay tiempo para que
TODOS los de esa generación puedan redimirse.
En
casi 100 días de protestas hemos perdido a más de 90 ciudadanos. La
mayoría chamos. Todos ellos valientes. Todos ellos demócratas. Estos
niños, estos jóvenes, pasarán a la historia como la generación Gloriosa.
Su sacrificio no ha sido en balde: han quebrado al gobierno. Han
fragmentado al chavismo, despertado conciencias, consechado apoyo
internacional, desenmascarado y revelado verdades terribles y
maravillosas a la vez. La terrible voluntad manifiesta de parte del
gobierno de exterminarnos a todos: por hambre o por plomo. La
maravillosa voluntad manifiesta del pueblo venezolano, capitaneado por
la juventud, de no doblegarse, de luchar hasta vencer.
En
los próximos días comienza la activación de un proceso histórico: la
rebelión constitucional. El 330 y el 350. Ustedes, generación de padres y
madres, tienen la oportunidad histórica de cumplir con su
responsabilidad. De saltar al campo de batalla al lado de sus valientes y
gloriosos hijos.
La
desobediencia civil tiene formas claras de ejercerse. Este es el
sacrificio que se les pide. Una gota mínima al lado de la sangre
derramada por otros héroes en las calles de nuestra patria.
En
los próximos días, si usted tiene un negocio, haga el sacrificio y no
comercie por ningún motivo con el gobierno. Si le vende, no le venda
más. Ni a alcaldías ni a gobernaciones chavistas. Si usted controla una
empresa de finanzas o tiene contactos en el extranjero a nivel
financiero, explique y deje bien claro que los bonos firmados
ilegalmente por un presidente asesino, no serán reconocidos ni pagados.
Que el pueblo votará a favor de un referendum para no pagar esos bonos
cuando se le pida. Que quién financie la muerte, cobrará aire. Si usted
importa y tiene al chavismo de cliente, no le importe más. Jódase un
poco financieramente, se que es arrecho de pedir, pero la república que
vendrá si vencemos, valdrá la pena. Y la que vendrá si perdemos no le
dejará vivir.
En
los próximos días, pregone en las calles con sus amigos y conocidos y
atrévase hasta con los extraños. Cuente su experiencia de por qué este
país tiene que cambiar. Hable de la inflación que nos ahoga. Hable de la
escasez que nos tortura. Hable de la violencia y el hampa desatada que
nos matan. Mójese en esto. Comprométase con quien se encuentre en la
calle a la idea de convencerlo de que SI ES POSIBLE UN PAÍS MEJOR.
Busque sus amigos militares y policías - sabe que los tiene - y no les
insulte. Pídales conversar con una cerveza o con un trago. Invítelos a
su casa. Rételos a pensar en el país: En la mierda colectiva en la que
estamos y en la barbarie hacia donde nos dirigimos. Tenga paciencia,
presione y no suelte. Hágales sentir vergüenza por lo que hacen pero
explíquele la verdad: que pueden redimirse. Que no tienen porque ser
despreciados por el pueblo como son despreciados ahora. Que su trabajo
era defender la República, no violarla a diario. Pregúnteles qué van a
hacer si la Asamblea Nacional, en pleno uso de sus poderes designa
nuevas autoridades. ¿No van a respetar a la autoridad electa, a la
Constitución, a su pueblo? No necesita que le respondan, solo
necesitamos que piensen en esa pregunta.
En
ese mismo sentido, en los próximos días, la Asamblea Nacional tendrá la
vital labor de nombrar un nuevo Estado. Un nuevo TSJ y un nuevo CNE.
Esto es lo que viene. La Asamblea Nacional tiene la legitimidad y la
legalidad para ello. Tiene el poder. Este nombramiento se debe hacer en
la calle, en una sesión legislativa con la formalidad que requiere, pero
bañada de pueblo. En santa comunión entre los representantes de la
soberanía nacional electos (los diputados) y su soberano: EL PUEBLO DE
VENEZUELA. El nuevo TSJ y el nuevo CNE que salgan de allí deben ser
apoyados, reconocidos y defendidos a todo costo. Hágalo. Reconozca su
autoridad, promueva su autoridad. Trate con ellos, búsquelos y ofrezca
su apoyo.
Ustedes,
generación de padres y madres, tienen mucho que ofrecer. Más de lo que
se imaginan. Ustedes están - la mayoría - en la cumbre de su vida
productiva. Son dueños de empresas o empleados con experiencia. Tienen
dinero o tienen contactos. Tienen la virtud de estar en el umbral de la
respetuosa Tercera Edad, por tanto han vivido y han aprendido, pero aún
no están marcados por el deterioro inevitable de la senilidad. Son por
ello reservorio moral e intelectual. Ustedes pueden validar y defender,
mantener y proteger, consolidar y garantizar, una nueva República. Un
futuro para sus hijos.
El
sacrificio de Pernalete, Urbina, Moreno y Neomar, y todos los demás
valientes que han dejado su vida, ha sido la chispa del inicio. Sean
ustedes - generación de padres y madres - la mecha del sustento. Y
encendamos juntos la llama de la libertad. La llama de la República de
Venezuela. Denle alimento a la hoguera de la lucha. Bajen al campo de
batalla de la mano de sus hijos - quizás los más valientes q ha parido
esta Tierra de Gracia - y combatamos juntos, inexorablemente, hacia la
rebelión y la victoria.
Extraído del texto:
La República Fragmentada
Prof. Carlos Straka
Docente USB