Alto índice de trabajo infantil
Ruth
Noemí Hernández tiene 11 años y desde los 6 se dedica a vender sandías y
melones en un puesto del mercado La Terminal de Ciudad de Guatemala.
Cuando la mayoría de niños duermen, ella se levanta a las 3.30 horas
para ayudar a sus padres en este negocio. Con los ojos somnolientos,
llega a las 4 de la madrugada a este laberinto de pasadizos, donde lo
primero que hace es separar las frutas defectuosas antes de empezar a
ofrecerlas a las miles de personas que acuden cada mañana al centro
neurálgico de venta al por mayor de la capital de Guatemala.