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15 septiembre, 2010

POR LAS CALLES DE VALENCIA

El alcantarillado del barrio Atlas, ubicado en la parroquia Candelaria está, prácticamente, tapado por los escombros generados por os trabajos de reparación que se hacen dentro del Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera, en el área del Hospital de niños. Esta situación ha sido denunciada, en varias oportunidades, ante la Dirección de Obras Públicas de Valencia, sin embargo, los funcionarios municipales a cargo de este despacho, no han sido diligentes en la solución de este grave problema. Los últimos aguaceros que cayeron en Valencia inundaron a más de una vivienda ubicada en el callejón Hospital de Niños. En la misma CHET, los familiares y dolientes de los enfermos hospitalizados en la emergencia de adultos, están a merced de la intemperie, dado que no hay, por ahora, nada que los proteja del sol o de la lluvia. Estos mismo venezolanos son, permanentemente, víctimas de la inseguridad, que es un grave problema de la zona. Por cierto, el incremento de los asaltos en el transporte público en el sur de Valencia, es una realidad que nos es denunciada día a día. La comunidad que tienen la desgracia de usar, sobre todo las camionetas, vive aterrada y no encuentra a quien acudir. El sector Flor Amarillo, parroquia Rafael Urdaneta, sufrirá un cambio en su nombre. Según explican su habitantes pasará a llamarse “Hueco Amarillo”, gracias a la proliferación de los huecos en las vías. La gente está muy feliz, regocijante de alegría, sobre todo, aquellos que a diario tienen que salir a las calles con sus carros y pierden su tren delantero y malogran sus neumáticos. En nombre de la comunidad de Flor Amarillo, extendemos nuestro más sincero agradecimiento al hueco-alcalde Edgardo Parra, por tan fructífero trabajo en la creación de más y más troneras en esta localidad. Siga así que va por buen camino. Viajar en el transporte público de Valencia produce temor. En cuestión de minutos se pueden montar en las unidades más de 15 pedigüeños, con muy mal aspecto, y de entrada dicen: “necesito que me colaboren antes de que los robe...”, cosa que produce un gran estrés en la gente que, por dicho comentario, se ven obligados a dar lo poco que llevan en los bolsillos, pues prefieren eso antes que ser víctimas de un robo o que las cosas pasen a mayores y ocurra un hecho lamentable.