La campaña electoral arrancó mucho antes que el CNE sonara el pito de partida. Así es este país. Chávez con su PSUV, fue el primero que, en innumerables “cadenas”, habló maravillas de los postulados por su partido y esto sin mencionar la grosera actitud de los medios públicos, totalmente parcializados hacia el partido oficial, lo que, sin duda alguna, constituye un delito, pero ¿quién le para pelotas a eso en este país? La misma conducta la tiene la oposición agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). El gobernador Salas, está en campaña por sus candidatos, menos por uno (¡Cocchiola, claro!), que lo sabe liquidado por inelegible y esto se puede alegar antes o después del 26-S. La principal autoridad regional, reparte bolsas de comida a cambio de votos, promete planchas de zinc y bloques de cemento, etc, lo mismo de siempre, igualito que en la cuarta República. El PSUV y PV, lamentablemente, han derivado en un AD cualquiera. En paralelo, ha surgido una nueva opción. La alianza que lideran Henri Falcón y el PPT, de la que participan reputados sindicalistas, intelectuales y académicos de primer nivel, dirigentes políticos independientes, entre otros. Todos los estudios de opinión indican que esta fuerza ya es una realidad inocultable, sin embargo, tiene muchos escollos que superar, en especial, tiene que lidiar con la tarea de armar una estructura electoral gigantesca que requiere recursos que no tienen y, al mismo tiempo, alimentar el discurso de la esperanza. Otra gran incógnita es la actitud de las Fuerzas Armadas, si sus mandos no adoptan una posición equilibrada, le harían un enorme daño a esa institución. En esta materia han ocurrido algunos incidentes, sobre todo en el interior del país, francamente preocupantes. Las cartas están echadas. Dentro de muy poco sabremos quién canta victoria, pero, con toda seguridad, la geografía política de este país será diferente.
